La Catedral de Aleksander Nevski, obra del arquitecto ruso Alexander Pomerantsev, fue construida entre 1882 y 1912 en memoria de los doscientos mil soldados rusos que murieron luchando por la independencia de Bulgaria durante la Guerra Ruso-Turca. Esta catedral, que se ha convertido en un símbolo no solo de Sofía, sino de todo el país, aún acoge servicios religiosos ortodoxos. En el interior se pueden admirar murales, candelabros y tronos igual de impresionantes que el exterior del edificio.
Merece la pena acercarse al edificio del Ministerio de Cultura, en la zona de Iztok, para ver este cementerio de arte comunista, que alberga desde estatuas retiradas de Lenin hasta una galería de propaganda y películas soviéticas. Es un verdadero tesoro de objetos singulares, perfectos para exponer en Instagram.
¿Qué mejor sitio para probar y sacarle unas fotos a la bebida nacional búlgara que el Raketa Rakia Bar? Además de tener un nombre pegadizo y una decoración interior moderna, este animado bar sirve algunas de las mejores variedades de rakia de la ciudad. Un consejo: no se te ocurra probar este licor con el estómago vacío, porque algunas variedades tienen hasta 65 grados.
La Iglesia de Boyana, situada a unos ocho kilómetros al suroeste de Sofía, es uno de los lugares turísticos más visitados del país. Esta diminuta iglesia, que data de la época medieval, es célebre por sus preciosos frescos del siglo XIII, que representan escenas bíblicas y vidas de santos, y además tiene el orgullo de ser uno de los nueve monumentos culturares búlgaros incluidos en la lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO. Aunque se pueden hacer fotos del exterior, la visita al interior está restringida a solo diez minutos en compañía de un guía.
La Montaña y el Parque Natural de Vitosha son un sueño hecho realidad para cualquier instagramero y ofrecen estampas preciosas en todas las épocas del año. En verano, los excursionistas pueden capturar la puesta de sol y, en invierno, lanzarse a hacer fotos divertidas en las pistas de esquí.
Ruinas romanas: sí. Fortalezas medievales: sí. Neoclasicismo: sí. Bloques de apartamentos de la era socialista: sí. Un caracol: sí. Sofía reúne una mezcla absurda de estilos arquitectónicos, pero ningún edificio resulta más intrigante que la conocida como Casa Caracol. Esta construcción de cinco plantas, que abrió sus puertas al público en 2009, fue diseñada por el arquitecto búlgaro Simeon Simeonov, quien también pintó la concha con todos los colores del arcoíris para asegurarse de que destacaba en el barrio. Se tardaron unos diez años en terminarlo, y en la actualidad es uno de los edificios más instagrameados de la ciudad.
- Ryanair Staff
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