Cata de vinos en el sur de La Toscana

Tolón, tolón… Las campanas de la Iglesia de San Agustín indican que son las diez de la mañana. Para cualquier persona de bien, es demasiado pronto para empezar a empinar el codo, pero para nuestro grupito es la hora perfecta. Estamos en la Plaza Mayor de Montepulciano, disfrutando de los rayos de sol y preparados para emprender el camino a la bodega Fattoria della Talosa para hacer una cata. La verdad es que se me ocurren formas mucho peores de empezar el día.

Comenzamos la marcha ascendiendo por calles que son tan empinadas que casi parecen verticales, parando para admirar el mar de tejados de terracota que se extiende a nuestros pies.

Las vistas desde la colina son impresionantes y además nos brindan la excusa perfecta para hacer pequeños descansos durante el ascenso. Podríamos pasarnos horas enteras contemplando el mosaico de campos, pero tenemos una cita muy importante y no podemos llegar tarde, no vaya a ser que al final nos quedemos sin catar el vino.

A medida que avanzamos, el guía nos explica que el vino de la Toscana es uno de los más antiguos y apreciados del mundo. Los escritores griegos ya hablaban de sus virtudes en el siglo III antes de Cristo. Los expertos rastrean oficialmente la historia del vino en la región hasta el siglo VIII antes de Cristo, cuando era la base de un negocio floreciente: los etruscos lo exportaban al sur del país e incluso a la Galia.

Atravesamos callejuelas empedradas y jardines repletos de flores antes de llegar a la hora prevista a nuestro encuentro con Andrea, que nos espera a la entrada de la bodega.

En el interior, Talosa parece una modesta tienda de vinos, pero la imagen cambia radicalmente cuando bajamos a la planta inferior y recorremos un laberinto de cuevas oscuras y frías, donde nos damos cuenta de lo importante que ha debido de ser la historia de este lugar. La bodega está situada entre dos de los edificios más antiguos de Montepulciano, el Palazzo Tarugi y el Palazzo Sinatti, y se remonta al siglo XVI. Por el camino, Andrea nos enseña pasadizos y bóvedas donde se guardan barricas muy preciadas.

La temperatura en las cuevas es naturalmente baja (de unos catorce grados), y tanto esta como el nivel de humedad se mantienen constantes durante todo el año.  

El lugar donde está ubicada la bodega es muy antiguo; entre los pasadizos hay hasta una tumba etrusca (al igual que la mayoría de ciudades y comunas de la Toscana, Montepulciano fue fundada por los etruscos y ha estado habitada permanentemente desde la antigüedad). A lo largo de los años, la bodega ha tenido varios usos. Durante la Segunda Guerra Mundial sirvió de almacén de alimentos, y aún se ven en el techo de las cuevas los ganchos de los que se colgaba la carne en esta nevera improvisada.

Recorremos un pasillo con enormes barricas de roble, una de las cuales tiene nada menos que cuarenta años y contuvo el primer Vino Nobile de la bodega, producido en 1972. Después volvemos a la superficie, porque por fin es hora de que empiece lo bueno.

La cata

Nos sentamos en taburetes junto a la barra (hecha con cajas de vino, muy apropiado), miramos la copa, la agitamos, metemos la nariz para detectar todos los aromas y después damos un sorbo.

¿Cuál es el veredicto? Tiene notas frutales de fresa, cereza y ciruela; es como tener un verano concentrado en una copa.

El Vino Nobile

El Vino Nobile di Montepulciano, originario de los viñedos que rodean la comuna, es uno de los tintos mejor considerados de Italia, y su popularidad viene de lejos. Durante el siglo XV era la bebida preferida de la aristocracia local y en el siglo XVI el papa Pablo III le dio su sello de aprobación cuando habló de sus “excelentes” cualidades.

En los años sesenta, se introdujeron en Italia las regulaciones especiales llamadas DOC (Denominazione di Origine Controllata). Para poder llevar oficialmente el nombre de la región que representan, las bodegas tienen que cumplir unas pautas y requisitos legales estrictos, y así asegurar que los vinos se elaboran con las variedades de uva permitidas.

Y para poder llevar la etiqueta de Vino Nobile di Montepulciano, el vino tiene que proceder de los viñedos de las colinas que rodean Montepulciano. La principal variedad de uva, la sangiovese, debe suponer al menos el sesenta u ochenta por ciento del producto final y puede ir acompañada de canaiolo (entre un diez y un veinte por ciento) y otras variedades de uva dulce de Siena, incluida la mammolo.

El Vino Nobile di Montepulciano tiene una crianza de al menos dos años o 36 meses si se trata de un vino reserva. Al menos doce meses de ese tiempo debe pasarlos en barricas de roble, donde tiene lugar una maduración lenta y controlada.

Montepulciano también es célebre por el Vin Santo di Montepulciano, un vino blanco de postre, y por el Rossi di Montepulciano, un tinto seco elaborado con menos restricciones.

Si quieres saber más sobre las visitas guiadas y las catas en la bodega de Talosa, visita su página web. No te lo pienses más y echa un vistazo a nuestros vuelos a Perugia para descubrir más de la Toscana.